miércoles, 22 de diciembre de 2010

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, firmó el miércoles una histórica ley que permite por primera vez a los homosexuales y lesbianas servir abiertamente en el Ejército, pero podrían pasar meses hasta que la medida, criticada por altos oficiales, entre en vigor.


El Pentágono está diseñando nuevas reglas tras el rechazo de la política anterior de "No preguntes, no lo cuentes" en el Congreso este mes, ante los vítores de sus detractores a una medida que forzaba a los soldados homosexuales a ocultar su sexualidad.
Desde que el Pentágono introdujo la política en 1993, que supuso poner fin a una prohibición total a los gays, al menos 13.000 personas fueron expulsadas de las Fuerzas Armadas por violar las reglas.
"Ya no le pedirán a decenas de miles de uniformados estadounidenses que vivan una mentira, o que se sientan vigilados a la hora de servir", dijo Obama antes de firmar el rechazo y cumplir con una de sus promesas electorales.
Pese a las divisiones en la cúpula del Ejército, el secretario de Defensa, Robert Gates, y el jefe del Estado Mayor Conjunto, almirante Mike Mullen, apoyaron la eliminación de la política, apuntando a un reciente estudio del Pentágono que concluyó que los riesgos eran bajos.
El Pentágono ahora debe crear un plan que establecerá cómo educar a los soldados sobre la nueva medida y adoptará decisiones en relación a los procedimientos disciplinarios, los beneficios o el estatus de aquellos que fueron expulsados por violar la norma en el pasado, dijo el portavoz coronel David Lapan.
El plan podría retomar un reciente informe del grupo de trabajo del Pentágono, que recomendó no crear baños y duchas separados para los soldados homosexuales e indicó que se podrían incorporar algunos beneficios para las parejas del mismo sexo, como asesoramiento legal gratis.
Sesenta días después de que Gates, Obama y Mullen firmen aquel plan, la política llamada en inglés "don't ask, don't tell" será oficialmente eliminada. Aunque los oficiales del Pentágono se niegan a decir cuánto tiempo tardará en establecerse las nuevas reglas, los críticos creen que el departamento demorará el proceso, en un gesto hacia el escepticismo interno.
"El secretario de Defensa y los jefes del Ejército hasta ahora han actuado como si el rechazo fuera un problema complicado. Probablemente van a pedir hasta un año para enseñar a las tropas a interactuar con los homosexuales", dijo Aaron Belkin, director del Palm Center, un grupo de estudios en la Universidad de California, en Santa Barbara.
"Esta es una obstrucción política de los jefes del servicio. La línea de fondo es que el Ejército podría rechazar la prohibición mañana si quisiera, pero eso no va a ocurrir", agregó.
Obama prometió que el Gobierno no "arrastrará nuestros pies para hacer esto".
RESISTENCIA INTERNA
Altos cargos militares como el comandante del cuerpo de marines James Amos se oponen a rechazar la política ahora, ya que lo consideran demasiado arriesgado en un momento en que las Fuerzas Armadas están casi al límite de su capacidad por las guerras en Afganistán e Irak.
Alrededor del 30 por ciento de los militares encuestados en un estudio reciente mostraron una opinión negativa o una preocupación sobre el rechazo. También hay cierta resistencia en el Ejército y la Fuerza Aérea, así como de capellanes militares, algunos de los cuales creen que la homosexualidad es un pecado.
El "Sí" del Senado a eliminar la política anterior es una victoria para Obama, que esperaba que el cambio se aprobara en los tribunales, en lugar de en el Congreso.
Responsables militares hay dicho que no es seguro si los soldados expulsados en estos años podrán volver al Ejército. Obama, sin embargo, les animó a volver a alistarse.

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